EL MUNDO publicaba ayer la noticia de que Estados Unidos ha protestado oficialmente ante España por el pago de un rescate a Al Qaeda para conseguir la liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual.
Yo siempre había pensado que era adecuado pagar rescates, pues la vida de los secuestrados es más importante que cualquier otra consideración.
Pero claro, pensaba en otro tipo de secuestros, yo otro tipo de pagadores. La diferencia es que ahora que el secuestro se realiza en otro país, y el que paga no es un particular, sino el Estado.
Cuando ETA secuestraba a un empresario, el secuestro solía acabar con su puesta en libertad previo pago de un rescate por parte de sus familiares o su empresa. Cierto que este pago servía para que ETA hiciera más atentados y hubiera más muertos, pero nadie podía reprochar a la familia del secuestrado que pagara. Para cualquier humano la vida de un familiar, o de un amigo, incluso de un vecino, es mucho más preciosa que la de un desconocido, incluso que la de cientos o miles de desconocidos. Esto no lo podemos cambiar, y lo aceptamos. Sabemos que si a unos padres les secuestran un hijo pagaran lo que sea y a quien sea, aunque supieran que iba a significar la muerte de otras personas.
El gobierno español en los casos de secuestros a compatriotas en el extranjero se ha comportado como lo haría un particular ante el secuestro de un familiar: pagando, y creo que la mayor parte de la opinión publica ha estado de acuerdo con este comportamiento.
El problema es que si pagas, estás provocando más secuestros, de españoles y de ciudadanos de otros países. Si ven que es un método fácil de ganar dinero y además de hacerse propaganda, pues la noticia del secuestro aparece en los medios de todo el mundo, habrá cada vez más secuestros.
No lo planteo como un dilema ético, sino práctico.
Creo que el gobierno debería advertir tanto a Al Qaeda como a todos los españoles, que no va a pagar un sólo rescate más.
Puede ser muy duro, y a lo mejor muy impopular, pero sería la única forma de acabar a la larga con este tipo de secuestros.
Cuando uno viaja asume ciertos riesgos: puede sufrir un accidente de avión o de tráfico, puede ser asaltado o robado, puede contagiarse una enfermedad tropical...
En algunos países tendrá que asumir que también puede ser víctima de Al Qaeda y tomar todas las precauciones posibles (incluso a veces la de quedarse en casa, si no es imprescindible el viaje)
Otra posibilidad es rescatarlos por la fuerza. Puede ser posible a veces, siempre muy caro, y requiere la colaboración del país donde se ha producido el secuestro. Además, puede dar lugar a represalias. Salvas a unos secuestrados, y los terroristas asesinan a otros tantos.
Habría que pensar en una policía internacional eficaz y aceptada por la mayoría de los países, pero eso parece que está lejos.