domingo, 11 de julio de 2010

Insólita petición de la familia de Miguel Hernández de que se revise el proceso por el que fue condenado a muerte (pena que luego se conmutó por la de 30 años de prisión). Lo  insólito es que  no piden la anulación del juicio por basarse en un bando dado por un gobierno ilegítimo, sino que quieren que se revise el caso teniendo en cuenta nuevas pruebas que no se tuvieron en cuenta en su día. ¡Quieren que se le declare inocente! Pedir tal cosa es como aceptar la legitimidad del tribunal que lo juzgó en su día.
¿Pretenden quizá demostrar que no se afilió al partido comunista, que no se alistó en las fuerzas republicanas, que no fue comisario cultural, que hizo cuanto estuvo en su mano por la victoria republicana?
O que lo hizo llevado por un "apasionamiento momentáneo"como dice la carta exculpatoria que escribió el jefe de Falange de Valencia que ahora se ha encontrado, carta que también afirma: "No le creo, en lo fundamental, enemigo de nuestro Glorioso Movimiento con cuyos principios, una vez conocidos en la reveladora verdad de nuestra doctrina hecha actuación gloriosa, le considero identificado".
Presentar esa carta en su día para intentar salvarlo de una condena a muerte era lógico, pero alegarla ahora como prueba de inocencia no tiene sentido. ¡Claro que era enemigo de su Movimiento!
No tiene sentido. Por supuesto que Miguel no cometió ningún delito, lo cometieron los que le condenaron.

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